En primer lugar, para contrastar diversas opiniones, hay que hacer una recopilación de las mismas. No basta únicamente con recopilarlas, hay que saber de donde las recopilamos y el trasfondo ideológico que puede haber detrás de la fuente de la que las hemos extraído. Es del todo recomendable el elegir fuentes fiables, con prestigio en la materia acerca de la que nos estamos documentando, a fin de evitar la información falseada de acuerdo a esa ideología. Si es posible encontrar alguna fuente objetiva o con una postura intermedia (podría llegar a ser objetiva), es recomendable utilizar esa información como conciliadora entre la de otras posturas más extremas.
El siguiente paso es el de contrastar esa información. Es la parte crucial de este proceso, y es fundamental tratar de ser objetivo, buscando los puntos de relación entre ambas posturas y tratando de hacerlos compatibles en la medida de lo posible. Como guía para este proceso, podríamos valernos de la información de postura intermedia que hallamos recopilado.
El último paso es el de formar nuestra opinión al respecto, no tiene por que estar este paso exigido por el proyecto o trabajo que estamos realizando, y hemos de saber en que ocasiones podemos incluir nuestra opinión (si el trabajo es de tipo más formal, probablemente no sea recomendable incluir nuestra valoración, dando más importancia a los datos o hechos objetivos), no obstante, si el trabajo tiene un tipo más informal, generalmente el objetivo del mismo es el de que se construya una opinión al respecto, siendo el momento idóneo para incluirlo en las conclusiones del mismo.