Es sabido que el ser humano es un animal de costumbres. Si bien, es en estas costumbres o hábitos donde, tras una tarea de mecanización del hábito y tras interiorizar el mismo, podemos potenciar la ardua tarea del estudio diario convirtiendo la actividad de estudiar, en costumbre rutinaria.
Así pues, el poder alcanzar el hábito de estudio diario, es necesario el establecer la ''costumbre'' de estudiar. Esta se puede alcanzar por medio de el establecimiento de una serie de horas o momentos determinados al día, un volumen de materia para estudiar similar... Así, consiguiendo incluir en nuestra rutina diaria la actividad de estudiar, podremos llevar a cabo de una forma más eficaz el denominado ''.estudio diario''.